¡Hola otra
vez! ¿Cómo están? Hoy quiero hablar sobre algo muy importante para mí, la
lectoescritura y cómo fue mi proceso con ella. Yo tuve la suerte de aprender a
escribir en braille en preescolar, entre
los cuatro y los seis años, como muchos niños lo hacen en tinta. Para mí, leer
y escribir, las letras y las palabras, es algo de suma importancia. Hay
un antes y un después desde el
momento en el que pude hacerlo; tuve la suerte de contar con varios profesores
maravillosos (algunos de ellos aprendieron braille por mi causa) que me
inculcaron disciplina y amor por la
escritura. Pero comencemos desde el principio, o al menos con lo que puedo
recordar.
Después de la
guardería entré al colegio y empecé a hacer más cosas que jugar con piezas para
armar y reconocer y contar objetos.
Empecé a aprender a escribir. EL día que aprendí la palabra rótulo fue cuando
tuve que identificar uno con mi nombre escrito de entre un montón de ellos para
colocarlo en la parte de atrás de mi silla. Obviamente, el mío estaba en braille,
y esa fue una de las primeras veces que pude reconocer mi nombre escrito.
En casa había
inscripciones en braille en casi toda
superficie que pudiera contenerlas, por ejemplo en la mesa de la televisión y en la heladera. Eran palabras simples con las
que debía familiarizarme, como televisión o
izquierda y derecha para las dos puertas de algún mueble.
Entre los cuatro y los cinco años, la tarea más desagradable de mi vida era una
que me permitiría vivir (y escribir) como lo hago ahora. Debía hacer puntos con
un punzón en un pedazo de plastoform forrado con cinta adhesiva. Era un absoluto
martirio, porque mis manos infantiles no tenían la fuerza suficiente. Eso me
prepararía para escribir en la pizarrilla, que es un rectángulo del tamaño de
un cuaderno con varias celdas rectangulares llamadas cajetines, en las que entran tres filas de dos puntos cada uno, o sea dos
columnas de tres. EL braille son
distintas combina ci ones de esos puntos,
con las que se puede formar letras, números, símbolos matemáticos e incluso
escribir música.
Inconvenientes del braille
A comparación
de la escritura en tinta, el braille ocupa tres o cuatro veces más espacio en una hoja, y
además necesita ser escrito en cartulinas para que los puntos no se borren con
el tiempo. El grosor se ve aun más aumentado debido a los mismos puntos, que sobresalen un poco de la cartulina para poder ser leídos. Están
surgiendo lectores electrónicos como este que salvan estos inconvenientes.
Braille y lectores de pantalla
Con la
tecnología han aparecido lectores de pantalla que verbalizan lo que el usuario
está haciendo, por ejemplo en un celular o
una computadora. Podemos leer libros, navegar por internet, jugar a
juegos y usar muchísimas aplicaciones. Podría pensarse que este sistema sustituye por
completo al braille, pero aquí hay algunas cosas para las cuales sigue siendo
imprescindible, a pesar de que su lectura siempre tardará más tiempo que leer en tinta porque se lee solo con algunos dedos y no con los ojos.
Utilidades del braille
Ascensores
Sí,
los puntos que hay al lado de los botones de los números son braille. Ayudan
casi tanto como los sistemas de audio y
son mucho más económicos. Si los botones no tienen la forma de los números en
un relieve muy bien marcado, es imposible para una persona ciega encontrar el
número que busca, independientemente de que
el ascensor vaya diciendo en qué piso se detiene y si está subiendo o bajando.
Cajas en general
Valoro mucho el hecho de que un medicamento, un perfume o un cereal tengan
braille impreso en la caja. Es cierto que hay mucha menos información en el
mismo espacio, pero saber el nombre y la
cantidad sin depender de personas o baterías de dispositivos electrónicos ya
proporciona cierta independencia.
Música
La
musicografía braille nos permite estudiar música igual que cualquier persona, incluso
en un conservatorio y de manera profesional. Además de los beneficios de leer en un papel, en la musicografía
específicamente hay otras ventajas como independencia total al estudiar una
obra, mayor conocimiento y aplicación de la teoría musical, posibilidad de leer
obras completamente desconocidas. No es
posible leer una obra para piano o para flauta a primera vista y tocarla al
mismo tiempo, porque se necesita una mano para leer la obra. Los editores de partituras digitales se basan
en la musicografía braille, y para escribirla utilizan solo seis teclas del
teclado de la computadora. Así que, otra vez, es necesario saber braille.
Ortografía
Particularmente, es cierto que mi ortografía ha mejorado con algunos lectores de pantalla.
Sin embargo hay aspectos como el uso de
la B y la V que son imposibles de distinguir de otra manera que no sea leyendo
en braille.
Idiomas
Una vez que tenemos cierta base, el braille es la mejor manera de entender cómo se
lee cada palabra escrita en un idioma extranjero, de aprender a reconocer cuándo
está escrita correctamente mientras practicamos a conciencia la pronunciación.
Conclusión
Afortunadamente,
el braille siempre ha formado parte de mi vida. No desdeño en absoluto los
lectores de pantalla (los uso todo el tiempo), pero considero que el braille es
fundamental y deseo que continúe siendo enseñado y mostrado como lo hicieron conmigo,
con eficacia, responsabilidad y amor.
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